Aniversario de Joan Piñol: Nuestro Fundador

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Joan Piñol, fundador de Celler Piñol en 1945, acaba de cumplir 104 años este pasado 3 de junio. Y lo ha hecho, como siempre, rodeado de su familia y con una buena copa de vino en la mano.

En esta ocasión, el brindis ha sido con un Portal blanco, pero bien podría haber sido con cualquiera de los vinos que elaboramos en el Celler, y que él, incluso pasados los 100, sigue recomendando y vendiendo allá donde va… “¡Si come en un restaurante y no ponen un Piñol, prefiere irse! ¡O se lo vende a los propietarios! Sigue teniendo visión de negocio y pasión por nuestros vinos”, comenta su nieto, Juanjo Galcerà, director de Celler Piñol y tercera generación al frente de la empresa.

Sus Inicios

Nacido en Batea en 1917, el pequeño de tres hermanos, Joan Piñol es un hombre hecho a sí mismo. Superó las dificultades de la Guerra Civil y fundó con esfuerzo una bodega que hoy en día vende vino por todo el mundo. “Era maestro en Olesa de Monistrol, pero al acabar la guerra no pudo seguir ejerciendo porque su título era de la Generalitat y el franquismo no lo aceptaba, así que volvió al pueblo, se casó, y aprovechó unas viñas de la familia de mi abuela Teresina para crear una pequeña bodega de vino a granel”, explica Juanjo.

 Comienzos difíciles:

Los principios fueron difíciles, aunque Piñol consiguió vender sus vinos en toda la comarca y, más tarde, en Barcelona. “Hacían un vino blanco duro, de 17 o 18 grados, pero entonces era eso lo que se buscaba”, añade su nieto. En sus mejores tiempos, explica Juanjo que su abuelo llegó a mover más de 6 tancos de vino por toda España. Con la ayuda de varios camiones cuba, estaba decidido a repartir su vino allá donde fuera.

Un Cambio de Enfoque

En 1989, con la muerte de Teresina, Joan Piñol quiso dejar el negocio. “Fue muy duro para él”, explica Juanjo, “pero mi madre insistió en que había que mantener la bodega”. Decidida, Josefina Piñol cogió las riendas de la empresa y le dio un giro radical, dejando la producción a granel para dedicarse al vino embotellado.

Aunque el patriarca de la familia no lo veía claro al principio, la apuesta fue todo un éxito y hoy Joan Piñol se muestra contento de la decisión y de que su legado haya permanecido hasta la tercera generación. “Ahora, con 104 años, sigue preguntando qué tal va el negocio y está muy satisfecho de cómo han ido las cosas”.

Espíritu intacto

Forofo del Barça, lector empedernido de La Vanguardia, hombre de fe, esposo, padre, abuelo… Joan Piñol sigue manteniendo la cabeza activa y el nervio intacto. Independiente y decidido, ha envejecido como el buen vino. “No sé cuál será el secreto, quizá será algo genético, pero seguro que tiene que ver con su carácter vivo y espabilado”, dice su nieto, que reconoce que su abuelo nunca ha pasado por las manos de ningún médico y siempre ha gozado de buena salud.

Ya sea por genética o por carácter, lo cierto es que Joan Piñol llega a los 104 con el espíritu intacto. Y seguramente ahí esté el secreto: en el espíritu. En su pasión por la viña, en su amor por su tierra, en el calor de la familia… Y, quizá, en tener un buen vino a mano. Piñol, por supuesto.

¡Feliz Cumpleaños!

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