Reflexiones desde la Terra Alta sobre el cambio climático y la sostenibilidad en el viñedo
En Celler Piñol conocemos bien el sol de la Terra Alta. Forma parte de nuestra identidad, de los ciclos del viñedo y del alma de nuestros vinos. Pero en estos últimos días, lo que antes era calor estival se ha convertido en calor extremo, y el sol nos habla con un tono más duro, más urgente.
Vivimos inmersos en un contexto de cambio climático que se hace evidente en cada grano de uva, en cada suelo erosionado, en cada día sin lluvia. El calentamiento global ya no es una teoría, sino una realidad que pone a prueba la resistencia de las viñas y la capacidad de adaptación del territorio.
La viña ante el calor extremo
La viña es un ser vivo, sensible e inteligente. Pero también tiene límites. El aumento de temperaturas provoca:
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Maduraciones demasiado rápidas, con desequilibrios en la concentración de azúcares y ácidos.
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Estrés hídrico que debilita la planta.
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Cambios en las fechas de vendimia que rompen ritmos tradicionales.
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Pérdida de biodiversidad y aumento de plagas.
Este panorama exige una respuesta clara y coherente. Por eso, desde nuestra bodega ecológica, trabajamos desde hace años con viticultura ecológica y prácticas sostenibles: riego eficiente, cubiertas vegetales, preservación de suelos vivos, reducción de productos químicos y uso responsable de la energía.
El compromiso con la sostenibilidad en la bodega
La sostenibilidad en la bodega no es solo una decisión empresarial: es una forma de amar la tierra. Cada año damos pasos para reducir el impacto ambiental, y lo hacemos convencidos de que no hay futuro para el vino sin futuro para la viña.
Nuestra apuesta no es solo ecológica, sino también ética. No podemos ignorar lo que ocurre a nuestro alrededor. Por eso compartimos esta reflexión: para abrir conversaciones, para sumar alianzas, para visibilizar una problemática que afecta de lleno al mundo del vino.
Un futuro que aún podemos escribir
Sabemos que no podemos revertir el cambio climático solos. Pero también sabemos que cada paso cuenta. Apostar por vinos hechos con respeto, por bodegas comprometidas con la tierra y por un viñedo Terra Alta vivo, es una manera real de plantar cara a la emergencia climática.
Aún estamos a tiempo.
Aún podemos elegir cómo será el paisaje que heredarán los que vendrán.